“las distintas formas de fobias o temores esconden, bajo la concreción en que se manifiestan, el significado que el sujeto confiere a aquello que le causa el temor”
Las fobias son un tipo de trastorno de ansiedad. Suele aparecer un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real, pero nuestra cabeza no es capaz de racionalizar la situación y hace que nuestro sistema nervioso se dispare de forma exacerbada.
Existen muchos tipos de fobias, las cuales son difíciles de catalogar, por lo que se intentan englobar en tres grandes grupos:
1. fobias sociales (como por ejemplo hablar en público)
2. agorafobias: espacios abiertos, a las multitudes, y en definitiva, a los lugares donde es difícil poder escapar. (ir a un concierto, montar en metro…)
3. fobias específicas: animales, sangre, alturas…
¿y que hacemos en estas situaciones?
Lo primero que se debe entender es que algunas fobias pueden ser invalidantes, lo cual va a depender de la relación con el día a día. Por ejemplo, no es lo mismo una persona con fobia a las abejas, la cual tendrá pánico cuando se exponga a ellas pero el resto del tiempo no tendrá problema, a otra que tiene pánico al transporte público y deja de salir, de trabajar o de hacer sus rutinas por evitar las situaciones.
¿A NIVEL CONDUCTUAL?
Hay veces que controlarlas de manera individual es complicado, a veces necesitas exponerte al estímulo que causa temor para poco a poco enseñar a tu cabeza que tiene las herramientas suficientes para controlarlo. Se necesita constancia y fuerza, pero se pueden tratar y corregir.
Estas exposiciones se deben hacer progresivamente y jerarquizadas, donde una buena forma de empezar con la exposición es imaginaria y después presenciada, intentando medir en todo momento el grado de ansiedad mediante una escala objetiva del 0 al 10.
“El momento que da mas miedo es siempre justo antes de empezar” Stephen King